El contexto global presenta importantes desafíos para la agenda de género, que atraviesa censuras y recorte de recursos de la cooperación internacional, aunque hay procesos que ya cuentan con una importante trayectoria y que permiten sostener espacios de discusión e intercambio. En los últimos años, gracias a la presión del movimiento laboral y de trabajadores remunerados de los cuidados, los organismos internacionales han brindado espacio a la discusión respecto de los cuidados como un derecho básico, convocando a los Estados a asumir la responsabilidad de garantizar su provisión así como las condiciones de dignidad y reconocimiento para quienes lo desarrollan como empleo. El Convenio 189 de la OIT adoptado en 2011 sobre “Trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos” es el resultado de la larga lucha del movimiento organizado de trabajadoras del hogar, hoy representado en la Federación Internacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (FITH). La movilización organizada contribuyó al reconocimiento del cuidado como parte del marco internacional de derechos humanos, abriendo de esta manera una agenda laboral feminista fundada en los reclamos de las trabajadoras remuneradas del hogar. Aunque hoy en día persisten grandes desigualdades y brechas en la vida cotidiana de las trabajadoras, no se puede negar una mejora en las condiciones del sector tanto en su reconocimiento en marcos legales como en el aumento y fortalecimiento de las organizaciones de trabajadoras del hogar remuneradas.
Se han construido espacios multilaterales de intercambio de experiencias y debate como la Alianza Global de los Cuidados en 2021 (con el apoyo de ONU Mujeres y el gobierno de México) y se han formalizado experiencias de la sociedad civil como la FITH, en 2013, con participación de organizaciones de América Latina, Europa y Asia inicialmente, sumándose África y Medio Oriente más adelante. En 2022, el tema de los cuidados impactó de lleno en la agenda por la igualdad de género en la XV Conferencia Regional de la Mujer de América Latina y el Caribe y el Foro Feminista que la antecedió, donde se sostuvo como tema central la idea de una sociedad que contemple los cuidados como una labor colectiva. Los informes presentados en la XV Reunión Regional destacaron la sostenibilidad de la vida humana y del planeta como centro del desarrollo regional y global, y demandaron cambios estructurales en la organización y corresponsabilidad de los cuidados, con el fin de reconocer la interdependencia entre las personas, los procesos productivos y la sociedad. Esta Conferencia culminó con la firma conjunta del Compromiso de Buenos Aires centrado en el reconocimiento del cuidado como un derecho. Se demandó mejorar las condiciones de las personas que realizan tareas de cuidado y se reafirmó el compromiso por la protección de los derechos de todas las trabajadoras de casas particulares. Los Estados firmantes se comprometieron a llevar adelante políticas y sistemas integrales de cuidados con perspectiva de género, entre otros temas relativos a derechos sexuales y reproductivos.
Ese mismo año, los Estados europeos presentaron la Estrategia Europea de Cuidados, tendiente a garantizar la accesibilidad de los servicios de asistencia y a mejorar las condiciones de cuidadores y de quienes requieren cuidados. La estrategia resaltaba la necesidad de conciliar formas de vida saludables entre los cuidadores, como una forma de mejorar la calidad de los servicios prestados, mejorando el acceso de las mujeres al mercado laboral. Con un marcado esfuerzo en garantizar el acceso a cuidados y educación en la infancia, la Estrategia reconocía las condiciones de vida y trabajo de los cuidadores como un problema central.

A lo largo de 2023, el impulso por trabajar el tema de cuidados se materializó en experiencias multilaterales que reunían a organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y organismos internacionales. En el Foro de Igualdad de Género EU-LAC organizado por la Fundación EU-LAC en Berlín, se sugirieron nuevas modalidades de cooperación para el desarrollo de pactos conjuntos. Desde entonces, ONU Mujeres, CEPAL y la Fundación UE-ALC, organizaciones de la sociedad civil y gobiernos han impulsado la propuesta de un Pacto Birregional por los Cuidados entre América Latina y el Caribe, y la Unión Europea. El Pacto se ocuparía de promover la cooperación entre ambas regiones para el desarrollo de políticas públicas y la creación de sistemas integrales y públicos de cuidados, teniendo como marco el Compromiso de Buenos Aires y la Estrategia Europea de Cuidados. El Pacto sostiene una fuerte perspectiva de género que busca superar la división sexual del trabajo y generar condiciones para una organización social de los cuidados más justa. El cuidado es reconocido en el Pacto como un derecho universal y fundamental.

La firma del Pacto supone una iniciativa auspiciosa ya que confirma la condición global de la crisis de los cuidados, algo que ya había sido conceptualizado desde la academia y evidenciado por las experiencias organizativas transnacionales de las trabajadoras. Para las trabajadoras del hogar, la condición global del fenómeno no supone una novedad, así como tampoco desconocen la desigualdad estructural en torno a la organización internacional de los cuidados. Desde sus espacios, han denunciado dimensiones de género, étnicas, raciales y de clase que definen al fenómeno y que deberían ser ejes de cualquier iniciativa en el tema. Experiencias organizativas como la IDWF reafirman la necesidad de políticas interseccionales, interculturales, multidimensionales y multilaterales, que aborden las desigualdades históricas sobre las que se apoya la crisis de los cuidados. La Federación se ha posicionado como un actor político con voz propia en los espacios internacionales de discusión sobre la necesidad de asegurar el trabajo decente de las cuidadoras remuneradas para garantizar a su vez calidad de provisión de cuidados.
La iniciativa de un abordaje birregional de los cuidados expone nuevamente la necesidad de revisar las estructuras políticas y organizativas, ante la evidente globalidad de un fenómeno que abarca a mujeres migrantes y a mujeres que se enfrentan a la necesidad de suplir servicios de cuidado. Hablar de la condición global del fenómeno supone reconocer la desigualdad histórica y estructural de la división internacional de trabajos de cuidado y del hogar. Nuevas formas de la gobernanza global se manifiestan, reafirmando el rol central de actores no estatales, así como su interdependencia y capacidad autónoma de organización. Necesitamos Estados y organismos comprometidos con la multidimensionalidad del problema, para garantizar que sostener la vida deje de ser una carga privada y se reconozca como una tarea colectiva.
* Artículo publicado originalmente en inglés en el blog de EU Renew (https://eu-renew.eu/bi-regional-pact-for-care-a-transnational-initiative-to-address-a-global-problem/)