Repensar estratégicamente la relación Argentina-África: diplomacia sanitaria en clave Sur-Sur

por Yamil Bekenstein*

La pandemia del Covid-19 trastocó el orden vigente desde la Segunda Guerra Mundial (Amorim, 2020). En un contexto en constante movimiento, los integrantes de la comunidad internacional están buscando posicionarse del mejor modo posible ante un futuro aún incierto. El proceso iniciado en las últimas décadas de paulatino ascenso de China y deterioro de Estados Unidos como potencias hegemónicas sumado a la multiplicación de instancias multilaterales abre la posibilidad para la emergencia de nuevos liderazgos regionales y de vinculaciones más profundas entre países emergentes, de renta media y baja. Estas asociaciones no se limitan al plano económico, sino que se fortalecen en tanto se profundizan los lazos políticos y, en el marco de la pandemia, sanitarios.

En este escenario global, y a pesar del crecimiento que experimentaron tanto Sudamérica como África a comienzo del nuevo milenio, no se lograron potenciar significativamente sus vínculos políticos y alianzas comerciales. Por el contrario, ambas regiones “experimentaron una integración intermitente con una incapacidad de profundizar los lazos entre sí” (Canosa et.al., 2018, p.5).

En este artículo proponemos repensar los vínculos de la Argentina con los diversos bloques que componen el continente africano a partir de 3 ejes: las relaciones económicas y su evolución, la dimensión política de las agendas bilaterales y una mirada estratégica para la post-pandemia, escenario que plantea oportunidades de desarrollo vincular.

Dimensión económica

Actualmente, el continente africano supone un mercado de 1.300 millones de personas y grandes centros urbanos. Hasta el momento, en muchos de estos países no se utiliza toda la superficie cultivable, lo que supone una doble oportunidad para la Argentina: por un lado, en tanto nuevos mercados para exportaciones de productos primarios y, por el otro, como posibilidad de convertirse en un socio clave para el desarrollo de las economías rurales africanas (Facundo González Sembla, El economista, 2020).

Sin embargo, un dato que resulta relevante de las exportaciones hacia dicho continente es la profunda concentración de los bienes intercambiados y los destinos receptores: con respecto a la zona del Magreb y Egipto, el 91,7% se focalizó en tan solo cuatro productos1 de las cuales el 46% fueron para Argelia. Al analizar el comercio con el resto de los bloques regionales del continente vemos que la tendencia se repite: con respecto al Medio Oriente, el 85,9% del total de las exportaciones se concentró en ocho artículos (INDEC, 2021), mientras que para la Unión Aduanera del Sur de África (SACU) y el resto de los países del África Subsahariana los datos son tan homogéneos como escasos2.

En este aspecto, uno de los desafíos que enfrenta la política exterior argentina es la diversificación tanto de los productos que se intercambian como sus receptores, con miras a la mejor colocación de bienes exportables y a profundizar estos vínculos caracterizados por intermitencias. Una oportunidad para la economía nacional frente a un aumento de demanda por parte de los Estados africanos podría vincularse con la profundización de la exportación de productos primarios (como alimentos o energía) y la apertura como mercado de posible colocación de manufacturas de origen agropecuario, entre las que la Argentina tiene precios internacionales competitivos como las carnes y sus preparados, productos de molinería y preparaciones a base de cereales, productos lácteos, lanas elaboradas, extractos curtientes, frutas secas y procesadas o grasas y aceites. Además, la expansión de las economías rurales africanas posibilita la exportación de manufacturas de origen industrial vinculadas, en las que Argentina tiene ventajas comparativas, tales como maquinaria agrícola, tractores y vehículos especializados. Estos dos últimos rubros no solamente supondrían un ingreso de divisas vía exportaciones sino, además, la comercialización de productos con alto valor agregado.

Dimensión política

Otra arista que resulta relevante en el vínculo entre la Argentina y los países africanos son sus lazos políticos. En este plano sería de interés analizar la conveniencia de relanzar las relaciones inter-regionales través de organismos como el Foro de Cooperación América del Sur-África (ASA), virtualmente congelado, la Cumbre América del Sur-Países Árabes (ASPA), o incluso la posibilidad de una instancia de diálogo que vincula a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con la Unión Africana (UA). El plano bilateral, por su parte, podría retomar la senda de las reuniones de alto nivel, como la realizada por la entonces Presidenta Cristina Fernández junto a empresarios y funcionarios en 2012 en Angola, a partir de la cual se logró estrechar las relaciones diplomáticas y comerciales entre las partes. Aperturas (o reaperturas) de embajadas argentinas en el continente africano, como el caso reciente de Senegal, son obvios catalizadores de los vínculos bilaterales.

La cooperación sanitaria aparece como un destacado ejemplo de asociación argentino-africana, como lo demuestra la donación de vacunas contra el Covid-19 llevada adelante a partir de 2021. En el marco del surgimiento de nuevas variantes que impactaron fuertemente en todo el mundo y especialmente en países con bajas tasas de vacunación, ciertas naciones con dosis excedentes comenzaron a ceder parte de sus stocks para afianzar la inoculación en regiones de menos ingresos cuyo proceso fue sustancialmente más lento. Hasta mayo de este año (2022) la Argentina lleva donadas 5.083.000 dosis de la vacuna producida en parte localmente. Para los fines de la presente investigación nos parece relevante destacar, entre los principales receptores a Egipto con un millón de unidades; Mozambique (450 mil); Kenia (400 mil) y Angola (350 mil)34. Este escenario obliga a ampliar el lente de la mirada benefactora de la cooperación internacional vinculada a la solidaridad, según la cual el bien común solamente será alcanzado a partir de la vacunación masiva en regiones de menores recursos para, en cambio, pensar la cooperación con África desde el punto de vista pragmático con el objetivo de la obtención de beneficios mutuos.

También en lo referido a la dimensión política, consideramos necesario destacar el rol del G77 + China, que actualmente cuenta con 134 representantes, 54 de los cuales son naciones africanas. El bloque se reúne cada dos años y realiza declaraciones conjuntas sobre temas de relevancia para sus miembros, habitualmente vinculados, entre otros, con el comercio, el medio ambiente, la agricultura, la alimentación y la energía. Asimismo, frecuentemente vota en tándem en la Asamblea General del organismo en asuntos relevantes, a pesar de su elevada heterogeneidad en términos socioeconómicos, culturales y políticos (Vihma et.al., 2011). El apoyo de este grupo resultó fundamental en 2015 cuando la Asamblea General aprobó con 136 votos a favor la resolución presentada a instancias de la Argentina sobre reestructuraciones de deudas soberanas. El rol de los países africanos también es de vital importancia en las negociaciones ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), en especial en cuestiones de comercio agrícola y propiedad intelectual.

Una mirada estratégica

El continente africano es uno de los que se proyecta crecerán con más énfasis en los próximos años. China, Rusia, Brasil y la Unión Europea han comenzado a prestar más atención a lo que allí ocurre y a profundizar los lazos previendo una mejora en las condiciones de los países de África. Sin ir más lejos, una parte significativa de ellos está incorporado al programa de desarrollo e infraestructura chino “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (BRI, por sus siglas en inglés) que se prevé impactará de manera positiva en las inversiones y desempeño de sus economías5. Una consecuencia esperable de este fenómeno es que, ante economías en crecimiento y mayores demandas de insumos, aumente también la necesidad de importación de alimentos y energía, áreas en las que la Argentina se destaca y cuya materialización impactaría de manera positiva en la obtención de divisas necesarias tanto para el desarrollo e inversiones en infraestructura como para el cumplimiento de compromisos financieros internacionales.

Desde el punto de vista estratégico, la diversificación de socios funciona como un reaseguro para todo país que aspire a aumentar su grado de autonomía. En este contexto, una estrategia de desarrollo para la Argentina debería garantizar la existencia de múltiples socios tanto en el plano del diálogo político como de las relaciones comerciales. Es aquí donde se impone como oportunidad cierta la cooperación Sur-Sur con países africanos en, por ejemplo, aspectos sanitarios (las vacunas contra el Covid-19 se han convertido en otra arma de la diplomacia donde América Latina y el Caribe continúan siendo un escenario en el cual las potencias pretenden intervenir), en ciencia y tecnología (la producción satelital y de telecomunicaciones aparecen como sectores atractivos) o la producción agroalimentaria. Mejorar las relaciones con los países africanos contribuirá tanto al desarrollo nacional como a la conformación de coaliciones en foros multilaterales de interés para la Argentina.


1 – Trigo y morcajo (que representaron el 51,6% del total); maíz en grano; leche entera, en polvo, gránulos o similares y harina y pellets de extracción del aceite de soja.

2 – Los países que no pertenecen a la SACU (Botswana, Swazilandia, Lesotho, Namibia y Sudáfrica) están directamente incluidos en la categoría indiscriminada “Resto del mundo”.

3https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/vacuna/aplicadas

4 – A esta lista se le suman países densamente poblados como Vietnam y Filipinas y socios de la CELAC como Bolivia, Barbados, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Dominica.

5 – La Argentina firmó su incorporación al plan en febrero de 2022.


*

Maestrando en Relaciones Internacionales (Maestría en Relaciones Internacionales, FLACSO Argentina)

Referencias

  • Amorim, C. (2020) “Los pergaminos del nuevo mundo”. Revista Nueva Sociedad. Julio.
  • Canosa et.al. (2018) “Desafíos y potencialidades para el intercambio comercial en el contexto de la integración multilateral: Argentina-África”, Programa de Investigadores de la Secretaría de Comercio de la Nación, Documento de trabajo No15.
  • González Sembla, F (2020) “África: un continente de oportunidades”. El Economista. Disponible en: https://eleconomista.com.ar/actualidad/africa-continente-oportunidades-n34338
  • Herrero, M. B. & Belardo, M. (2021) “Diplomacia sanitaria y geopolítica: la guerra mundial por las vacunas”. Revista Debate Público.
  • INDEC (2021) “Intercambio comercial argentino: Cifras estimadas a diciembre de 2021”. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_223173EDC303.pdf
  • Vihma, A; Mulugetta, Y. & Karlsson-Vinkhuyzen, S. (2011) “Negotiating solidarity? The G77 through the prism of climate change negotiations”, Global Chance, Peace & Security. 23:3, pp. 315-334.

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