Autores: Santiago Lombardia, María Belén Herrerob y Melisa Decianciob
Durante las décadas de los sesenta y setenta la Cooperación Técnica entre países en Desarrollo (CTPD) se constituyó como un esfuerzo asociativo pionero entre los países del Sur en su reclamo de relaciones internacionales más justas y de un nuevo orden económico internacional. En el marco de la Guerra Fría, estos países intentaron hallar modos alternativos de vinculación que contribuyeran a promover su propio desarrollo, y reforzaran su poder de negociación internacional a través de la articulación y el diálogo político. Esta aspiración se plasmó en un hito fundamental para impulsar lo que actualmente constituye uno de los pilares de la Cooperación Sur-Sur: la aprobación del Plan de Acción de Buenos Aires para Promover y Realizar la Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo (PABA), como resultado de la Conferencia de Naciones Unidas sobre CTPD celebrada en aquella ciudad en 1978.
Desde entonces, junto al diálogo político, la cooperación económica y la cooperación financiera, la CTPD se ha consolidado como uno de los elementos constitutivos de la CSS, dando forma a una vasta gama de iniciativas y programas que han contribuido a la resolución de problemáticas concretas de los países en desarrollo.
Ahora bien, con todas las marchas y contramarchas, en las dos últimas décadas se instaló una nueva direccionalidad Cooperación Internacional en América Latina y el Caribe para promover la construcción de soberanía y fortalecer los procesos nacionales de desarrollo en la región a través de la Cooperación Sur-Sur y políticas emancipatorias. De hecho la Cooperación Sur Sur creció considerablemente, lo que demuestra que la participación creciente de estos países en esta dirección refuerza otras formas de cooperación. La Cooperación Iberoamericana se ha convertido en un modelo a nivel internacional de Cooperación Sur-Sur, reconocido por su dinamismo, horizontalidad e innovación.
Transcurridos 40 años de la adopción del PABA, asistimos a un proceso de profundas transformaciones en la distribución del poder internacional. El nuevo escenario se encuentra marcado, entre otros elementos, por la creciente influencia de los países en desarrollo y actores procedentes del sector privado y la sociedad civil, así como por la relevancia adquirida por la CSS y la cooperación triangular. Estas y otras dinámicas han generado un debate amplio en torno a cómo ampliar y democratizar las estructuras y los mecanismos de la cooperación internacional.
A su vez, los Estados de nuestra región adhirieron a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y se comprometieron al logro sus objetivos como paradigma. Como señala Surasky, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han agregado al sistema internacional de cooperación al desarrollo un nivel de ambición sin precedentes en materia de promoción del desarrollo, dentro de una agenda más amplia y en la cual todos los objetivos se encuentran interrelacionados.
En este sentido, se plantea la necesidad de repensar de qué manera la Cooperación Sur-Sur, fundada y desarrollada en acciones bilaterales/trilaterales de naturaleza voluntaria, puede asumir compromisos más concretos que vayan en línea con el cumplimiento de los ODS. Teniendo en cuenta que cada modelo de análisis de las políticas de cooperación debe ser considerado en su marco de negociación específica, resulta imperativo adoptar una perspectiva Sur-Sur, en particular en el marco de la CSS, a la luz de los desafíos que plantea la Agenda 2030 en el escenario internacional y regional.
En ese sentido, se considera que existen dos ejes que pueden ser pertinentes para proponer en la discusión CSS/Agenda 2030. Esto es, por un lado, la necesidad de promover un enfoque integrado del desarrollo en la CSS (con un balance de los aspectos social, económico y ambiental), conforme lo plantea la Agenda 2030. Por otro, generar o fortalecer nuestras capacidades institucionales para la recopilación y producción de datos, y la elaboración de indicadores, en sintonía con los principios de la CSS y el seguimiento de la implementación de los Agenda 2030.
A pesar de no ser una modalidad nueva, existe un déficit en la generación de datos en materia de CSS sobre el cual es necesario trabajar. El grado de madurez alcanzado por la CSS, su mayor dinamismo y relevancia pone de manifiesto la necesidad de invertir en mejores sistemas de información, seguimiento, evaluación que permitan, por un lado, incrementar la visibilidad y dimensionar de qué manera las iniciativas que llevamos adelante contribuyen al desarrollo sostenible y, por el otro, implementar y dar seguimiento a la Agenda 2030 y sus ODS de manera exitosa.
Para ello es preciso crear entornos habilitantes para generar y fortalecer las capacidades institucionales de los organismos gubernamentales que gestionan la CSS. Asimismo es preciso contribuir al reporte de la CSS y la cooperación triangular en los niveles nacional y regional, de forma voluntaria y conforme a las capacidades de los países. En este punto un desafío es identificar nuevas áreas en las que la Cooperación Sur-Sur y Triangular pueden aportar un valor diferencial y tener mayor impacto. Y finalmente, de qué manera la cooperación triangular puede permitir un mejor aprovechamiento de las contribuciones de un mayor número de actores y recursos, a la vez que respete los principales postulados de la CSS.
Aún hay percepciones erróneas sobre los fundamentos y las motivaciones de la Cooperación Sur-Sur. De allí la necesidad de una mejor comprensión de lo que representa y ofrece esta modalidad de cooperación. Un reporte global de bases voluntarias y criterios consensuados podría realizar una contribución fundamental a dicha comprensión.
¿Hacia dónde dirigir la agenda de Cooperación Sur Sur en América Latina?
La Cooperación Internacional, con una renovada perspectiva Sur- Sur, tampoco está ajena a los marcos de referencia del sistema internacional al que pertenece. Sin embargo, la CSS por este mismo contexto, puede entonces ser una herramienta de transformación y cuestionamiento de esa lógica y de esa estructura. Ser un instrumento de emancipación y desarrollo.
Desde esta perspectiva, se produce así una reconstrucción de la idea de que las relaciones regionales y globales también pueden ser relaciones estratégicas en lo colectivo y que es posible lograr posicionamientos comunes, ya no solo en la esfera económica o comercial, sino en materia de políticas públicas en general, en mayor sintonía. Desde el Área de Relaciones Internacionales de FLACSO Argentina consideramos que los actores regionales han desempeñado un papel central y los Estados han demostrado que continúan siendo la piedra angular en estos procesos.[1] Donde, por otra parte, la CSS ocupa un rol estratégico en diferentes esquemas de integración regional en los que participan nuestros países. Así, los países latinoamericanos, a través de distintas iniciativas de Cooperación Internacional y de sus mecanismos de coordinación, han demostrado que pueden avanzar en una estrategia crecientemente coordinada de cooperación basada en las necesidades, capacidades y oportunidades de cada país y de la región.
Desde los diversos campos de acción (ambiente, salud, comercio, tecnología, solo por mencionar algunos de los que conforman el paradigma de Desarrollo Sostenible y que hacen a la estructura de los ODS) la Cooperación Internacional, y en particular la CSS, atraviesa distintas etapas en el proceso de formulación y de construcción de la agenda. El estudio de estas etapas, en tanto proceso y ciclo, permite identificar los indicadores que habilitan que la CSS en tanto estrategia de intervención ingrese a la agenda política, las diferentes propuestas de solución para enfrentarla, los distintos modos de abordarla, la construcción (o no) de consensos y los actores que participan en este proceso. El recorrido por estas etapas puede abrir una ventana de oportunidad para que un tema pueda trasladarse de la agenda de cooperación gubernamental o formal a la agenda de decisión y traducirse en una política de CSS, activa y concreta. Desde la teoría de estructura de oportunidad (Tarrow, 1997), se entiende como ventana de oportunidad el momento en el cual de manera simultánea, una agenda es reconocida, existe liderazgo para articularla en el marco del organismo especifico, se visualiza una opción de negociación, la disponibilidad de aliados influyentes, y el clima político es positivo para la implementación de la cooperación .
En esta línea, consideramos que es fundamental desarrollar herramientas que sirvan al desarrollo de la política y al posicionamiento de los temas de CSS y la conferencia de Alto Nivel PABA+40 puede (y debe) convertirse justamente en una ventana de oportunidad para ello. En el período que resta de preparación para esta conferencia, es fundamental avanzar en el estudio y análisis de los factores que influyen para que temas específicos de la CSS puedan emerger a la agenda de decisión política, en el marco de las negociaciones multilaterales.
a Universidad Nacional de San Martín, UNSAM. Buenos Aires, Argentina
b Área de Relaciones Internacionales, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Buenos Aires, Argentina.
[1] Aquí podemos mencionar los hallazgos de. estudio PRARI/RePIR donde el Área de Relaciones Internacionales ha sido una de las instituciones miembro responsables: http://www.open.ac.uk/socialsciences/prari/ // También se pueden ver: Herrero y Tussie (2015) // Herrero y Loza (2017) // Herrero, Loza y Belardo (2018)
Referencias:
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Ayllon B. (2011) “La Cooperación Sur – Sur y triangular: otras formas de cooperar son posibles (y deseables)”, en SOTILLO, José Ángel: Manual de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Madrid, Ediciones La Catarata/IUDC..
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Echart Muñoz, E (2016). “Una visión crítica de la Cooperación Sur-Sur. Prácticas, actores y narrativas.” En: Soares de Lima MR, Milani CRS y Echart Muñoz E (Eds): Cooperación Sur-Sur, Política Exterior y Modelos de Desarrollo en América Latina (Buenos Aires: CLACSO, julio de 2016)
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Herrero M.B. (2017) “Hacia una Salud Internacional Sur-Sur: deudas y desafíos en la agenda regional”. R Ciencia e SaudeColetiva, 22(7):2169:2174.
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Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica (2017). Capítulo I: Hacia los 40 años del Plan de Acción de Buenos Aires: Perspectivas renovadas para la Cooperación Sur- Sur en Iberoamérica
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Surasky J (2017). “Cooperación Sur-Sur en la Agenda 2030 y hacia el PABA+40”, disponible en http://www.iri.edu.ar/wp-content/uploads/2017/09/depto_cooperacion_surasky_sur_sur_paba40.pdf